Guadalupe, un pequeño pueblo sembrado sobre una meseta y habitado por gentes laboriosas y sencillas, ha podido contar con el apoyo, trabajo y liderazgo de la comunidad Salesiana desde hace más de noventa y nueve años. Durante los primeros cincuenta años, a partir de 1911, las monjitas se dedicaron sólo al cuidado, crianza y formación espiritual de las niñas que desde muy pequeñas eran traídas desde Contratación. Los otros cincuenta años, y luego de que la ciencia comprobara que la lepra no era contagiosa, la comunidad continúa con su labor educativa trabajando por la salvación de las y los jóvenes, y es entonces cuando se da inicio a la formación de maestras y más tarde también de maestros, para así expandir por todas las regiones cercanas y lejanas el "carisma salesiano de Don Bosco".
Son ya muchos cientos y cientos de personas, hombres y mujeres, que hemos pasado por las manos y el corazón de las hermanas salesianas para recibir de ellas una formación firme en valores sostenida sobre los pilares de la razón, la religión y el amor. Hoy la comunidad guadalupeña, conformada por muchos corazones agradecidos, se une para agradecer tan magna labor e invita a otros corazones agradecidos a que se unan a este homenaje.
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